Fastidiando al alimon by Joan Butler

Fastidiando al alimon by Joan Butler

autor:Joan Butler
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Humor
publicado: 1980-08-09T22:00:00+00:00


CAPÍTULO XI

El conde Dillbury halló a su amigo sentado a oscuras en el aposento secreto. -¿Qué nueva barrabasada es ésa? -preguntó-. ¿Cómo se te ha ocurrido hacerme contrabandista? - ¡San Pedro me valga! -exclamó escandalizado-. ¿Te lo ha dicho?

- Naturalmente. ¿Por qué había de callárselo?

- La rogué que no lo divulgase.

- A decir verdad, tuve que sacárselo con sacacorchos. Y también he sabido que te entregué dos mil libras para pagar nuestras deudas. ¿Fue así?

- Así fue -admitió Mr. Barton plácidamente.

- No sabes cuánto me alegro de oírtelo decir. Se me había olvidado pero con tu palabra me basta. ¿Las pagaste?

- Eliminé hasta el último acreedor. - ¡Qué lástima que alguien no te eliminase a ti! Y ¿qué te proponías accediendo a las demandas de tío Ben?

- Que nos dejase en paz -explicó Roddy-. Concentrar su atención por entero en las carreras de caballos, si entiendes lo que quiero decir. Así no le quedaba tiempo para pensar en sobrinos.

- Tomado desde ese punto de vista -reconoció Bill- no parece tan descabellado. Una especie de póliza de seguros ¿no?

- Has puesto el dedo en la llaga.

- Tenemos otra cuenta que ajustar. Quizá te interese saber que aún no hace media hora me han acusado de impostura. -¿Qué me dices? Presumo que lo tomarías a broma.

- Le enseñé a tío Ben mi marca de familia.

- Y con eso quedó apabullado ¿eh?

- Sí; porque da la casualidad, viejo transformista, que en un momento de aberración mental te tatuaste la marca en la otra cadera.

- No, no. Aquí se explica todo. Cuando nos separamos no pude recordar cuál cadera me habías enseñado y para no cometer una irreparable pifia me hice tatuar la marca en las dos. - ¡Qué bruto! Entonces te equivocaste al enseñársela a tía Hetty.

- A serte franco, hasta que salió a discusión la cosa no me volví a preocupar de ella. Y… tuve que correr el albur de acertar a ojo.

- Suerte tuviste de que no fuese tía Ágata, porque si llega a ser ella te descuartiza. Y también te interesará saber que dentro de tres días daré un baile aquí. -¿Ah, sí?

- Sí; yo había decidido escurrir el bulto, pero Pam me ha pedido que asista.

- La oportunidad será estupenda. -¿Qué? ¿Dónde ves una oportunidad?

- Podremos idear algo para darle mayor animación al acto.

El conde aprobó con la cabeza.

- Eso mismo pensé yo. Se me ocurrió que quizá nos haríamos con el producto de las entradas.

- No es mala idea -reconoció Mr. Barton.

- Me vino de repente.

- Todas las ideas revolucionarias vienen así.

- Entretanto, mañana a las diez tengo que inaugurar la Exposición canina en Market Chavers.

Tía Hetty y tía Ágata estarán presentes dándose importancia. Tío Ben se quedará solo aquí, huroneando.

- Bueno, y ¿qué?

- He pensado que tal vez tú podrías hacerle compañía. - ¡Ah! -exclamó Mr. Barton-. Comprendo tu propósito. Un poco de psicoterapia a distancia.

- Precisamente. ¿Tienes algo que objetar?

- Al contrario. Cuéntame entre los más ardientes partidarios del proyecto.

- Pam podría colaborar también. - ¡Ni qué decir tiene!

- La mejor hora para hacer tu aparición será después de las diez.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.